Samhain, el origen primigenio de Halloween

Samhain, el origen primigenio de Halloween (1)

Se acerca el Día de Todos los Santos y, como va siendo ya habitual en España, la celebración de la noche de Halloween, una tradición que hemos acogido sin dudar porque, seamos sinceros, a quién no le gusta disfrazarse y comer dulces. Pero… ¿de dónde viene esta tradición?

Lo primero que pensamos es en EEUU; las películas y series americanas nos han enseñado cómo la noche del 31 de octubre es tomada por niños y niñas disfrazados de monstruos que van casa por casa pidiendo caramelos. Sin embargo, hay que ir mucho más atrás en el tiempo para encontrar el origen de esta festividad, debiendo así remontarnos hasta una fiesta que celebraban hace más de 2000 años los pueblos celtas: Samhain.

La tradición druídica celta dividía el año en dos mitades, verano e invierno. El fin del verano y el inicio de los días “oscuros” marcaba también el inicio del año que se celebraba el 31 de octubre. A lo largo de varios días se celebraba el final del verano, la recogida de la cosecha y la entrada al año nuevo, lo que daba lugar a sacrificios rituales de animales y vegetales, reuniones en comunidad y fiestas en familia.

En estos días se decía que la barrera entre los mundos desaparecía, lo que permitía que los espíritus pudiesen volver a la tierra, permitiendo así que los familiares pudiesen reunirse con sus seres queridos fallecidos. Sin embargo, también daba lugar a que los espíritus malignos pudieran acceder a las casas y a las familias; para evitar esto último, los celtas colocaban comida y bebida en las puertas de sus hogares con el fin de que los espíritus malignos se entretuvieran comiendo y así conseguir que no entraran en las casas. Con el mismo objetivo, tallaban nabos con caras grotescas pretendiendo así asustar a los fantasmas indeseados.

Evidentemente esto propició que los más pequeños y adolescentes, siempre dispuestos a hacer de las suyas, empezasen a robar la comida y la bebida dejadas en las puertas de las casas y mucho más tarde a pedirla y realizar sus propios banquetes y ritos de iniciación a la madurez.

Por otro lado, en la noche de Samhain tenía lugar otro acontecimiento, el mundo de las hadas o feérico se unía al mortal y las hadas podían buscar marido entre los hombres. Se dice que las cuevas que servían de acceso al otro mundo mostraban grandes riquezas y que cualquiera podía entrar y cogerlas… pero muy pocos se atrevían ante la posibilidad de quedar atrapados para siempre.

Con la llegada del cristianismo, las tradiciones paganas fueron absorbidas por el santoral y reconvertidas en las fiestas que conocemos en el mundo católico. Así pues, en el siglo IV, la iglesia decidió consagrar un día a los muertos beatificados. Aunque en inicio ese día estaba ubicado en fechas de las parentalias romanas que tenían lugar en febrero, en el siglo VII decidió cambiarse y aprovechar el impacto y la aceptación del festival de la cosecha para suplantarlo.

¿Y cómo llego Halloween a EEUU?

Pues cuando los puritanos ingleses y holandeses llegaron al nuevo mundo, renegaron de todas las festividades cristianas. No obstante, la intención de seguir celebrando días de reunión y recogimiento seguía presente, por lo que para poder suplir esos días decidieron aunar el espíritu de la navidad y la fiesta de la cosecha en el Día de Acción de Gracias, usando para ello el último jueves de noviembre. Pero con la posterior llegada de los inmigrantes irlandeses, de fuerte convicción católica y muy unidos a sus raíces paganas, se recuperó la fecha del antiguo día de la cosecha.

La tradición de preparar comida y bebida y celebrarlo en comunidad se fue expandiendo y una vez más las comunidades locales fueron adoptando esta celebración como propia, añadiendo además sus propias variaciones. Por ejemplo, las calabazas suplantaron a los nabos y colinabos al ser más fáciles de cultivar en el terreno, los niños y niñas se disfrazaban y exigían sus caramelos casa por casa y, por otro lado, las historias de fantasmas y terror suplantaron a los seres feéricos. Incluso el nombre cambió, pasando a llamarse Halloween, una contracción de All Hallows Eve (víspera de todos los santos).

Samhain en Irlanda

¿Te pica la curiosidad? Hoy por hoy se sigue celebrando el Samhain en Irlanda.

Irlanda, tierra de verdes pastos, pubs impresionantes, música en el aire y gente de lo más acogedora, se viste de gala para celebrar uno de sus días grandes. A escasas 3 horas en avión desde España, la isla esmeralda ofrece algunos de los más impresionantes y terroríficos festivales de terror de todo el globo.

Bram Stoker Festival

¿Qué mejor idea para morirte de miedo que acudir al festival en honor al creador del vampiro más famoso del mundo?

Aquí vas a poder encontrarte a la comunidad más fanática de las historias de terror. Películas de vampiros, un castillo encantado, desfiles de monstruos e incluso su propia aurora boreal. Todo esto y más te espera en el Bram Stoker Festival.

Puca Festival

Desfiles, música, espectáculos circenses, disfraces, buena comida y bebida…. ¿Qué más se puede pedir? Pues que se realice en lugares históricos irlandeses, donde la tradición se repite desde hace 2.000 años.

Es el Puca Festival, una semana de eventos entre ruinas, castillos y paisajes increíbles, donde podrás vivir el Samhain más auténtico de todo el mundo. ¡Ah, sí! Y también es itinerante, cambia de lugar de un día para otro, aunque el acceso hasta él no es difícil desde Dublín.

Derry Halloween Festival

En Irlanda del Norte se celebra el autodenominado festival de Halloween más grande del mundo, y la verdad es que es algo difícil de debatir. Toda la ciudad de Londonderry se pone sus mejores galas para celebrar tres días de fiesta sin interrupción. Bosques encantados, esqueletos en las murallas, brujas en el Pub y en la plaza del ayuntamiento hasta un apocalipsis zombi podrás encontrar en tu estancia en la ciudad si decides visitarla. Por supuesto, no podemos olvidarnos de los niños, que también tienen sus propias actividades, concursos de disfraces, recogida de caramelos y muchas otras cosas que hacer.

Sólo tienes que poner un pie en Dublín y dejarte llevar por el espíritu de Samhain.

Contacta con nosotros y te organizaremos un viaje de miedo.

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